"Los gigantes..a estos los conocí de niño, les traté, les admiré, les ví, olí y toque; sí, les toque también ¡Vaya si les toqué! Eran los míos.
Llegaban lo menos hasta el segundo piso, iban serios y graves; ni se dignaban mirar a los chiquillos que les precedíamos. ¡Qué bailes sus bailes, con qué gravedad danzaban, sin que
siquiera se les viera los pies! Pero no, no; que yo se los ví, yo mismo, unos piececitos enanos, chiquirriticos ¡Qué encanto!"
Miguel de Unamuno, 1887